Viajar es suspender el tiempo, tomarlo y abollarlo, guardarlo en un bolsillo y llevarlo; hacia donde vayamos, durante el tiempo que dure el recorrido. Transportarlo a donde arribemos, transformado y embellecido, grabado en la piel, como si hubiera estado dormido, y despertarlo una vez que hemos partido. Con el primer paso. Ante el primer ruido.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Lean la nota que escribí para Yahoo, y entérense por qué podría ser una mala idea viajar en el asiento del pasillo del avión.

Por qué es mejor evitar el pasillo del avión (Yahoo)

lunes, 2 de septiembre de 2013

Salzburgo: la música de las colinas

Cada vez que uno ve a Fräulein María correr por las montañas del Untersberg, es inevitable sentir que uno debería estar haciendo lo mismo. Corriendo por esas mismas cumbres, cantando ya que probablemente hay buena acústica por esos lares. Y aunque uno desafine, y los cuervos tengan que salir volando del lugar porque sonamos igual a un perro herido de bala, si a uno le tocó la suerte de viajar a Salzburgo, probablemente no quiera perderse ese espectáculo.

Aunque la realidad no es exactamente igual a la que le tocó a Julie Andrews cuando interpretó ese destacado papel en The Sound of Music (llamada "La Novicia Rebelde" en Latinoamérica). Sí, el Untersberg es de una belleza suprema, que da realmente ganas de cantar. Pero también es verdad que no seremos los únicos que lo visitaremos, y probablemente quieran bajarnos en cuando empecemos a correr al ritmo de "The hills are alive with the sound of music". 

Desde el centro de Salzburgo, que es pequeñito, debemos tomar el autobús 25 que va en dirección a Untersberg, y después de media hora de pasar por pequeños pueblitos y casas que parecen hechas con pasta Ballina, llegaremos a la entrada de la base del teleférico. Lo mejor que pueden hacer es comprarse la Salzburg Card, de 24 euros, apenas llegan a Salzburgo, ya que permite la entrada gratuita a todas las atracciones de la ciudad. Sin ella, deberían pagar 21 euros solamente por el ascenso.

Luego de esperar un rato largo, quizás más de lo previsto por la indecisión del viento que a veces impide el ascenso/descenso del teleférico, subiremos a él y cerraremos los ojos si somos impresionables a la altura, o los abriremos junto con las lentes de nuestras cámaras si no nos importa llegar hasta 1800 metros de altura colgados de unos cables que son resistentes pero muy finitos. 

Lo importante es llevar buen calzado, agua y algo para comer. De todas formas hay un restaurante, aunque probablemente no sea la opción más económica. 



Evidentemente, este recorrido lo hacen personas de diferentes edades. Cada uno puede ir a su ritmo por las escaleritas hechas de piedras y madera, que ayudan a seguir ascendiendo hasta la cumbre del Hochthron, en donde hay una cruz y muchos cuervos que los rodearán si escuchan algún ruido de paquete o los ven sacar un sandwich.
Para volver, el recorrido inverso. 

Y si se quedaron con ganas de saber más de la vida de la mujer que dio vida a Fräulein Maria, pueden visitar el Museum Panorama, en donde se cuenta la historia de Maria Augusta Von Trapp, cuya experiencia de vida y los libros que escribió, inspiraron a los creadores de uno de los musicales más famosos de la historia. Con la Salzburg Card, la entrada a éste y otros museos es gratuita.